Batalla Marxista
Boletín Obrero
Junio de 2015. Precio: 5 pesos
Sumario:
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¿Unidad en la lucha o Frente electoral?
La situación nacional se caracteriza por cuatro factores: Recesión económica sin crisis aguda a la vista. Unidad de la burguesía en torno al ajuste sobre el trabajo. Recambio ordenado de gobierno a través de las elecciones. Débil resistencia de los trabajadores frente al ataque al salario y los puestos de trabajo. De conjunto, configuran una típica situación no revolucionaria donde las pocas luchas de resistencia que se presentan son estranguladas por la burocracia sindical y el gobierno. Es el resultado de que, hasta ahora, las luchas surgen en los lugares donde el activismo de izquierda tiene algún trabajo militante, aunque insuficiente para garantizar la movilización de fracciones significativas de la clase obrera sobre bases clasistas. Lo que predomina en la mayoría de la clase es la apatía, el individualismo y el espíritu de conservación, especialmente ligado a preservar el empleo, por lo que, lejos de tomar en sus manos la defensa de sus intereses, sigue delegando en burocracia sindical y gobiernos capitalistas, el control de su propio destino. Mientras esta situación continúe, el ajuste se seguirá imponiendo sin prisa y sin pausa. No habrá ‘formidables paros generales’ que le paren la mano a las patronales o le tuerzan el brazo al gobierno que nos expropia con el impuesto al salario. Solo un agravamiento de la crisis, que transforme el ajuste en ataque feroz, mediante una gran devaluación que pulverice los salarios y se acompañe de despidos en masa, puede generar algún tipo de levantamiento obrero y popular. Pero no es el escenario que se avizora. Muy por el contrario, la tendencia a que la burocracia siga negociando paritarias a la baja, derrotadas por la inflación, continuará abaratando el salario y ni que hablar de la enorme masa de trabajo en negro que abarca a casi un 40% en total indefensión. Las elecciones reflejan en gran medida esta situación. El voto sigue acaparado por frentes patronales de ocasión que, cada vez más, dejan en claro que votes a quien votes, la agenda de gobierno la fija la clase capitalista. El tibio crecimiento electoral de las fuerzas de izquierda (FIT y otras) no cambia en absoluto esta realidad, con más razón cuando la izquierda se presenta con programas lavados y campañas cada vez más compatibles con el régimen, en las que el chichoneo mediático y las propuestas ‘de gobierno’ dominan la escena, substituyendo la explicación franca y directa de la necesidad de la revolución y el socialismo, por caritas sonrientes y fotoshopeadas. Como si esto no bastara, el principal acto de acusa que se puede dirigir contra esta izquierda electoralera es la ausencia de política que favorezca la unidad en la lucha mínima y cotidiana de la clase obrera. Esto no se ha logrado. Peor aún, conspiran conscientemente contra la unidad, fragmentando a los luchadores obreros según su subordinación a tal o cual partido, evidenciando que priorizan al aparato por sobre el interés de todos los trabajadores, como pudimos ver claramente en las recientes elecciones de subterráneos. Como siempre, la situación concreta marca las tareas: Organización en los lugares de trabajo para la defensa del salario, el empleo y contra la represión por parte de la burocracia, las patronales y el gobierno. Construcción de partidos revolucionarios que eduquen en las ideas marxistas a la clase trabajadora. Rechazo a cualquier tipo de voto a partidos o frentes patronales.
Batalla Marxista E. mail: Grupodeeestudiomarxista [email protected].
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Declaración conjunta: Estrella Roja – Batalla Marxista – Círculo Socialista – Socialismo Revolucionario
Argentina, diciembre de 2014
Las organizaciones y grupos abajo firmantes hemos decidido conformar un BLOQUE POLÍTICO basado en los siguientes acuerdos básicos:
1) Luchamos por la revolución socialista internacional, entendiendo que nuestro objetivo fundamental es suprimir la explotación del hombre por el hombre y toda forma de opresión ejercida por una minoría social dirigente sobre las masas trabajadoras. Lograr este objetivo requiere de la abolición de la propiedad privada capitalista por medio de la destrucción violenta del Estado que la guarda y defiende.
Estamos en el polo opuesto del idilio reformista sobre la atenuación de las contradicciones económicas y los antagonismos sociales, el desarrollo capitalista ha demostrado que solo la profundización de la lucha de clases, y la revolución socialista puede poner fin a la barbarie capitalista y abrir las puertas a un desarrollo auténticamente libre y humano de la sociedad.
2) Estos objetivos estratégicos implican, al mismo tiempo, la necesidad de luchar por las reivindicaciones inmediatas y elementales de los explotados, bajo la concepción general de la lucha de clases. Consideramos posible obtener victorias parciales en esa lucha, tanto para mejorar las condiciones de vida, como para mejorar la organización y fortalecer la confianza en las propias fuerzas de los trabajadores.
Esta necesidad de fortalecer posiciones de la clase obrera es fundamental hoy día, en que la izquierda y las ideas de la revolución atraviesan una grave crisis. Crisis que se expresa tanto en la marginalidad de esas ideas, como en la fragmentación extrema de las fuerzas de izquierda, pero también en las estrategias políticas de la mayoría de sus organizaciones.
Impulsamos la más amplia UNIDAD en los términos de la independencia de clase, dando prioridad al concepto de democracia obrera condición fundamental para potenciar las posibilidades de victoria, enfrentando a las diferentes variantes de la burocracia sindical.
3) Repudiamos los métodos de descalificación moral, difamación, tergiversación y/o falsificación de posiciones, que lamentablemente, han prevalecido en las luchas políticas al interior de la izquierda. Celebramos que en nuestro proceso de aproximación política hemos desarrollado un método polémico opuesto, fraternal, el que nos comprometemos a sostener como un principio.
4) Revisamos críticamente la concepción de “estancamiento de las fuerzas productivas” que sostienen las principales corrientes trotskistas y la concepción catastrofista, que comparte gran parte de la izquierda. Una suerte de estado de crisis permanente del capitalismo, que desconoce o pretende ignorar el real funcionamiento del sistema que combatimos. Estas concepciones equivocadas inducen a pensar en la existencia de una una situación pre revolucionaria permanente o crónica, que justifica una política de ofensiva asentada en la caricatura de que las masas siempre se movilizan espontáneamente hacia la revolución y son traicionadas por sus líderes.
Este esquema implícito, constantemente desmentido por la realidad e incluso por su propia política práctica, con frecuencia teñida de oportunismo y electoralismo, conlleva a un consignismo agitativo , a una política de constantes “llamamientos” a la acción revolucionaria, que, como no podría ser de otra manera, no suscitan la adhesión de la clase y solo pueden encarnarse, las pocas veces que esto ocurre, en sectores minúsculos influenciados por los partidos, eternamente condenados a despegarse de la clase obrera con nuevas propuestas radicales, lanzadas a partir de consignas , que los trabajadores “obstinadamente” rechazan.
5) También somos críticos de la izquierda nacionalista, que bajo el amparo de cierto “antimperialismo”, pretenden quitar a la clase obrera su rol de antagonista fundamental en la lucha de clases, para colocarlas bajo la conducción de fuerzas sociales que, en forma más o menos radical, no pretenden ir más allá de algunos cambios que “humanicen” el capitalismo
6) El desarrollo operado en las fuerzas productivas en las últimas décadas ha hecho crecer universalmente a la clase trabajadora, potenciándose la centralidad de la relación capital/trabajo asalariado y poniendo en primer plano, por encima de cualquier otro antagonismo, a la lucha obrera contra la burguesía como eje ordenador de nuestra política a nivel nacional y mundial.
7) Consideramos que atravesamos un período adverso (tanto a nivel nacional como mundial) para avanzar en las luchas que creemos necesarias. Esta adversidad es el resultado de un retroceso de la clase obrera en su conjunto, producto de derrotas previas, que la han marcado tanto en su conciencia así como en sus posibilidades organizativas de respuesta.
Esto determina el carácter general defensivo de las luchas en curso. Lejos de minimizar su importancia, de lo que se trata es de intervenir correctamente en ellas, a fin de minimizar los costos si hay derrota en las luchas reivindicativas, y de abrir posibilidades de un cambio en la correlación de fuerzas a partir de victorias parciales y el desarrollo de la conciencia y organización revolucionaria.
Estos acuerdos básicos que conforman el bloque son el basamento político con el que adoptamos las siguientes medidas organizativas
1) Conformar una Mesa de coordinación de un representante por grupo que funcione sobre la base del consenso.
2) Llamar a sumarse a este bloque a todos aquellos grupos y/o compañeros no organizados que acuerden con sus lineamientos generales.
3) Profundizar la información y el intercambio de opiniones que ya funciona, aspirando a la posibilidad de un órgano digital público, que contenga a todos los integrantes del bloque.
4) Reafirmar que cada grupo mantiene su autonomía no solo como entidad organizativa, sino de propaganda y posicionamiento frente a los acontecimientos de la lucha de clases, en tanto se enmarque en los lineamientos generales antes establecidos.
5) Contemplar la posibilidad de que algunos grupos y/o compañeros avancen más profundamente en sus acuerdos, planteándose tendencias y/o procesos de fusión, lo cual para nada se contradice con la pertenencia al bloque.
6) Estimular la elaboración conjunta de declaraciones públicas comunes, tal como lo hicimos ante el último paro nacional.
7) Impulsar el agrupamiento común en aquellos frentes específicos en los cuales los diferentes grupos tienen militantes insertos.
Estos acuerdos básicos que conforman el bloque se dan en el contexto de un debate muy rico e intenso, que abarca la profundización de los puntos antedichos, así como el desarrollo de las siguientes áreas de debate entre otros puntos.
1) Carácter del PROGRAMA (mínimo, máximo, transicional)
2) Concepción del partido revolucionario de la clase obrera.
3) Balance histórico de las diversas expresiones del marxismo revolucionario y de las revoluciones y luchas del proletariado mundial desde el Manifiesto Comunista hasta nuestros días.
4) Situación Política Argentina en general.
Estrella Roja – Batalla Marxista – Círculo Socialista – Socialismo Revolucionario
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La quita de subsidios a las escuelas privadas y la idealización burguesa de la educación pública
Lo primero que es necesario recordar es que el marxismo no defiende la “educación estatal pública” sobre la base de un principio ideológico abstracto y universal (tal vez otros tipos de socialismos utópicos y dogmáticos sí lo hagan). Desde un punto de vista marxista la "educación pública", en realidad no existe como tal, es un mito, una fábula. Es nuestra versión criolla del “sueño americano”, el mito burgués del ascenso social individual, del mérito y el esfuerzo, de la “igualdad de oportunidades”, de “un derecho” y no un negocio, de la defensa de “lo público” versus lo privado (oposición que no cabe en la mente de una persona que tenga presente la naturaleza del funcionamiento capitalista, donde lo público y lo privado son dos caras de la misma moneda burguesa, y se necesitan mutuamente).
El Estado burgués subsidia la educación de las próximas generaciones de obreros y al hacerlo permite que los patrones paguen sueldos más bajos (es una forma de subsidio indirecto al propio capital). ESO es la educación "publica" en un primer sentido económico, un subsidio al capital gestionado directamente por el estado burgués. Por otro lado, las privadas también reciben subsidios del estado, cosa que muchos neoliberales también desearían eliminar para hacerlas más "eficientes". El asunto es que la educación no es un proceso inocuo desde el punto de vista económico, y mucho menos político. La intervención estatal en la educación masiva y centralizada es una necesidad histórica del capital para mantener su hegemonía (hay que releer a Sarmiento para entender para qué la burguesía se preocupó desde los orígenes de tener un aparato educativo centralizado y eficiente). Para entender estas cosas hay que comprender cómo funciona el capitalismo, y no enseñar doctrina moral (como nos tiene acostumbrados cierta izquierda argentina). Quitar sin más los subsidios a las escuelas privadas porque "soy de izquierda" es generar un perjuicio a todos aquellos trabajadores que se ven obligados a enviar a sus hijos a dichos establecimientos (esto es objetivamente así, más allá de nuestros deseos).
La izquierda (en general) históricamente ha propuesto de todo respecto a la educación de las masas. El marxismo no encara los problemas sociales con "propuestas", sino que busca explicaciones materialistas, científicas, para atacar los males de raíz. El objetivo de la izquierda marxista no es "una educación, estatal, gratuita y laica", sino la toma del poder por la clase obrera y la construcción de un sistema educativo a su imagen y semejanza. Porque cada sistema educativo está anclado en relaciones sociales y DE CLASE. El sistema educativo actual "público, etc." es un sistema educativo BURGUÉS, que persigue objetivos burgueses (en sus contenidos pedagógicos, en su función social, en los negocios que se tejen a su alrededor, etc.). Eso es lo que muchas "izquierdas" se olvidan de señalar cuando pelan la guitarrita y se ponen a cantar himnos a la maravillosa educación pública. Por ejemplo: "La educación debe ser pública y abierta a toda la sociedad, para así garantizar la igualdad de oportunidades". Aquí se puede ver claramente la naturaleza burguesa-liberal de la noción de educación pública que maneja esta izquierda. NO HAY igualdad de oportunidades en una sociedad donde existe la explotación de una clase por otra. Es una izquierda que ha roto fundamentalmente con el marxismo y ha vuelto a las prácticas pre marxistas del socialismo utópico y su defensa de esquemas abstractos de "sociedades más justas".
La lucha por un sistema que permita la educación de nuestros hijos para que puedan funcionar en esta sociedad capitalista (eso es la educación) para la clase obrera es una lucha (como toda lucha bajo el capitalismo) por paliativos. Así como se lucha por salarios sin idealizar la relación laboral (no decimos que nos paguen "lo que merecemos", porque en realidad el trabajador produce toda la riqueza y el salario es un robo llamado plusvalía) podemos luchar por el derecho a que nuestros hijos se eduquen sin idealizar el sistema educativo. La lucha por una educación burguesa eficaz es la lucha por un paliativo necesario para nuestra subsistencia como clase. Luchamos para mejorar nuestras condiciones de explotación en las fábricas, en la calle, en las escuelas. Puede darse el caso en que la gestión estatal de algún sector resulte más ventajosa para que los trabajadores desarrollen su lucha por mejorar su situación BAJO el capitalismo (no se puede descartar en principio). Pero hay que desarrollar ese análisis y fundamentar esa posición sin caer en idealizaciones del estado burgués. Pensar OTRA educación, sin hablar de revolución y transformación social, y poder obrero, es mentirle a las masas y fomentar falsas ilusiones de reformas irrealizables y utópicas.
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Táctica y economía: Programa de Transición vs desarrollo de las fuerzas productivas.
El rasgo más conspicuo de la táctica contenida en el Programa de Transición trotskista es el uso de consignas transicionales: ante cualquier conflicto, el partido debe agitar la lucha por conseguir una reivindicación mínima (si está presente ese tipo de disputa) conectada con una demanda de carácter transicional. Por ejemplo, ante el problema del transporte, el trotskismo siempre va a proponer una “estatización bajo control obrero”.
De acuerdo a la definición clásica (ver Manifiesto Comunista y crítica de Engels a Heinzen) las consignas transicionales son aquellas que sólo pueden conseguirse en plena lucha revolucionaria, justamente en un momento de transición violenta del capitalismo al socialismo. Según esa definición, no tendría sentido agitar ese tipo de consignas en tiempos de dominio normal de la burguesía, por eso para entender su habitual utilización actual, es necesario conocer cuál es la explicación del mayor responsable de este tipo de táctica: Trotsky.
En los tiempos de la Gran Depresión y de los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, Trotsky lo explicaba más o menos así: al momento de una lucha reivindicativa, la clase obrera va a encontrarse con la disyuntiva de conseguir esa reivindicación a costa de la burguesía, o de hundirse en la miseria. En este punto, Trotsky calcula que esas reivindicaciones no podrán ser conseguidas, debido al supuesto agotamiento del capitalismo que, ahogado como está, no puede otorgar ninguna concesión, ninguna reforma, no produce más riqueza para repartir las migajas, entra en su etapa de descomposición. Entonces, el capitalismo no puede sobornar a los obreros con reformas, y por lo tanto, tiene que recurrir a la represión de toda lucha. Ante esto, los trabajadores que no se conformen con empobrecerse cada vez más, tendrán que llevar adelante una lucha que cambia de carácter. La lucha por reformas queda clausurada, se tiene que transformar obligatoriamente en la lucha contra las fuerzas de represión y contra el mismo sistema, como única posibilidad de conseguir aquellas reivindicaciones mínimas. La situación económica determina la radicalización de las luchas.
Escalera transicional: en este escenario, Trotsky evalúa que hace falta un puente que conecte esa lucha reivindicativa, con una consigna presentada como condición necesaria para conseguir la primera, pero que en realidad sea de carácter transicional, o sea imposible de conseguir antes de una revolución, y por lo tanto incompatible con el sistema. Así se supone que la lucha va a evolucionar, orientándose a atacar al corazón del sistema, en una lucha a muerte por todo o nada. La continuada reacción y represión del estado capitalista, no hará más que radicalizar la lucha, encaminándola a la victoria final, o en caso contrario, a un aplastamiento brutal de manos de las fuerzas de un estado capitalista de tipo fascista: la disyuntiva sería “socialismo o barbarie”.
La situación, el diagnóstico de coyuntura e incluso de “etapa” de largo plazo, está planteada en términos de urgencia, de un sistema que se descompone y que arrastra en su caída a los ingresos de los trabajadores, quienes, obligados a resistir contra el deterioro absoluto de sus condiciones de vida, inician una lucha que no podrá ser desviada mediante la concesión de reformas parciales, ya que un sistema moribundo está incapacitado para otorgarlas. Esta imposibilidad de encauzar la lucha por vías reformistas, es la que lleva de hecho a la conclusión de que sólo se puede desembocar en la revolución a corto plazo, o sino, en su represión brutal. Por esto se caracteriza a la etapa como “objetivamente” pre-revolucionaria, aún si el estado subjetivo de la conciencia no está maduro para la revolución. Las mismas contradicciones del sistema bastarán para lograr el resultado, apenas ayudadas por una cosa: la agitación de consignas transicionales que ayuden a disparar la lucha, primero, y a llevarla luego en ascenso por una “escalera transicional” de demandas incompatibles con el capitalismo. La resistencia absoluta del sistema a otorgar cualquiera de estas medidas transicionales, hará cobrar conciencia de lo necesario que es destruir el sistema, y la lucha se convertirá en revolucionaria.
Diagnóstico económico y táctica: Como se ve, ésta es una táctica determinada eminentemente por un diagnóstico económico. Un capitalismo que ha agotado todas sus potencialidades, determina la revolución y el reemplazo por un sistema económico superior. Ante la urgencia de las tareas, el énfasis crucial que le era asignado por Marx, Lenin y otros, a la paciente labor de concientización de la clase, queda relegada a un segundo lugar, e incluso olvidada del todo, a favor de la agitación de consignas. Un caso reciente y paradigmático es el de la respuesta de la izquierda trotskista ante la muerte del fiscal Nisman. En vez de explicar con todo detalle qué son los aparatos represivos del estado, y de denunciar el carácter de clase del mismo, y el hecho de que sólo la revolución puede destruir esos aparatos represivos, se agitan consignas como “disolución de los servicios de inteligencia”, que, amputadas de las aclaraciones y explicaciones antedichas, no generan conciencia de clase, sino todo lo contrario.
La utilidad y pertinencia de esta agitación de consignas depende enteramente, sin embargo, de la premisa inicial de que el capitalismo está estancado y no puede conceder reformas parciales. Si el capitalismo no está estancado y sí puede conceder reformas parciales, entonces la utilización de esta táctica no está justificada, y al contrario, su aplicación en condiciones fácticas diferentes a aquellas para las cuales fue concebida, puede tener efectos desastrosos, como de hecho ha ocurrido.
Si el capitalismo pudo y ha seguido desarrollando las fuerzas productivas, entonces la táctica transicional no puede tener vigencia.
Si a nuestro alrededor vemos que nuestro mundo material es en todo aspecto superior a aquel en que vivieron nuestros padres y abuelos, si las mercancías actuales no son las mismas que hace un siglo, en pocas palabras, si no manejamos un Ford T ni estamos limitados al telégrafo para comunicarnos, esto implica un progresivo y subterráneo progreso en la capacidad productiva del trabajo humano: un desarrollo innegable de las fuerzas productivas, que se verifica en cada estadística.
Pero ésta no es una mala noticia. Puede serlo para una determinada táctica, que hay que abandonar. Pero no lo es para la clase obrera, que gracias a eso ha crecido en número e incluso en el rango de las necesidades que demanda, y de hecho puede construir el socialismo sobre una base material mucho más desarrollada que a principios del siglo XX.
No es una mala noticia, porque sólo se trata de abandonar una táctica para retomar otra, la de Marx, Engels, Lenin y tantos otros, la de la organización lenta de la clase en la lucha reivindicativa y la propaganda revolucionaria, para crecer en número y capacidad de maniobra, y acumular las fuerzas necesarias para actuar cuando el sistema recaiga en una de sus crisis cíclicas.
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PARA QUE NO HAYA NI UNA MENOS
Los integrantes del grupo Batalla Marxista entendemos que los constantes femicidios derivan del marco social capitalista. La cultura de la sociedad es el reflejo de los intereses de la clase dominante, desde arriba, por el estado capitalista y sus instituciones incluida la familia que reproduce la ideología social impuesta.
La cosificación de la mujer es milenaria y existe desde que se inició la explotación del hombre por el hombre. Bajo el orden burgués, la mujer es tomada como una máquina de procrear fuerza de trabajo o herederos para la propiedad capitalista, es decir, sus fábricas, tierras, bancos y posesiones suntuarias. Además cumple la función de objeto sexual, por eso la prostitución es tolerada y permitida, esté o no legalizada. Lo contrario ocurre con el aborto, restándole a la mujer el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Bajo este sistema, casi nadie se escandaliza por qué un varón concurra a un prostíbulo, o utilice la prostitución callejera para relacionarse sexualmente, siendo esto un claro acto abusivo. No hay prostitución sin abuso sexual. A esto se suma la violencia doméstica u el caso, así como la desigualdad salarial respecto del varón.
Cada 30 horas muere una mujer por golpes, degollamiento, prendida fuego, como en un antiguo rito ancestral.
La mujer no podrá liberarse bajo el sistema capitalista. Solo el derrumbamiento del mismo por la clase obrera revolucionaria y la ulterior toma del poder por esta, podrá ser el comienzo de esa liberación. No será el oportunismo de un Tinelli u otros ricachones y explotadores levantando el cartelito de ‘Ni una menos’ el que pare el femicidio. Solo la unidad de clase de hombres y mujeres proletarias luchando por terminar con la explotación, podrá hacerlo. Es el único camino para acabar definitivamente con el femicidio.
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CONFLICTO DE PETINARI
El viernes 5 de junio se cumplen cuatro meses de conflicto de los trabajadores con la empresa Petinari (fábrica de acoplados para camiones de transporte) ubicado en Merlo, Oeste del conurbano bonaerense.
Desde el 5 de febrero empezó con sueldos adeudados (del mes de enero) y pago deficiente de las vacaciones. Los trabajadores decidieron democráticamente en asamblea, el paro y el corte de la entrada y salida de vehículos de la fábrica. Ante esto, la empresa respondió con el despido masivo de 100 compañeros sin sus respectivas liquidaciones. De ahí en más los reclamos son por el pago de sueldos adeudados más vacaciones, aguinaldo, y por la fuente de trabajo de los compañeros despedidos. Nos comentaba un compañero que tras estos 120 días sin poder llevar un sueldo a su casa, hoy están a expensas de la generosidad de los vecinos y automovilistas que son muy solidarios.
El 26 de marzo, la patronal con una excusa burda y con complicidad del ministerio de trabajo, la justicia por intermedio de la fiscalía de Morón, la policía, tropas de asalto y la venia del intendente Raúl Otacehé, logró un desalojo de la puerta del establecimiento.
A principios de abril la empresa intentó dividir a los trabajadores mandando carta documento a los que no habían sido despedidos, tratando de obligarlos a que se presenten a trabajar para quebrar la huelga. La reacción fue seguir unidos (los echados y no despedidos) pidiendo lo adeudado. Ante esto el sindicato de SMATA sólo apoyó en lo legal, negándose a cualquier tipo de medida de fuerza en solidaridad, ni siquiera presta colaboración para juntar dinero para 200 familias que en estos cuatro meses tienen un futuro incierto y un presente caótico.
Los compañeros hicieron y hacen todos los esfuerzos para que el conflicto se conozca llamando a todos los medios de difusión, tanto oficialistas como opositores, hasta el propio TN, y ninguno se acercó para informar al público. También a las madres de plaza de mayo (Hebe de Bonafini), y dirigiendo una carta a Raúl Otacehé en la intendencia de Merlo, de donde fueron echados.
Así y todo, los trabajadores siguen firmes y van por más, queriendo instalar una cooperativa, con la intención de salvaguardar la fuente de trabajo y garantizar un sueldo.
Desde el primero de junio la empresa se encuentra bajo una MEDIDA CAUTELAR (con el objetivo de impedir la disposición de los bienes o inhibición general de los bienes). Los trabajadores tienen gran expectativa en esta medida, con la que se le prohíbe a la empresa que eche mano a la fábrica hasta que se resuelva el conflicto y el juez dictamine sentencia, especialmente con miras a una eventual expropiación que posibilite la puesta en pie de una cooperativa.
Esta es una ley burguesa con una justicia patronal y será muy duro poder conseguir beneficios para los empleados hoy en la calle. Ya recibieron varios reveses de parte del gobierno nacional, provincial y municipal. Así y todo tenemos que seguir la lucha por conseguir cobrar todo lo adeudado e instalar la cooperativa, y que luego si es posible, conseguir ayuda económica para hacer funcionar la fábrica.
Todo lo que podamos conseguir sólo será paliativo si este conflicto no sirve para elevar la conciencia de clase, y que los trabajadores vean y reconozcan quiénes son sus enemigos de clase: el gobierno nacional, provincial, municipal, la burocracia, llámese SMATA, CGT, CTA, la “oposición” los medios de desinformación y todas las instituciones de este estado patronal.
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Reproducimos a continuación el volante entregado en puerta de fábrica:
Conflicto de Petinari
Primero te explotan y te pagan. Después te explotan sin pagarte. Al final te echan a la calle.
La situación que hoy enfrentan los despedidos de Petinari no es nueva. Esta patronal negrera viene sacándole el jugo a los trabajadores desde hace varias generaciones, sometiéndolos a bajos salarios en infames condiciones de trabajo. A costa de ello pudo edificar una importante fortuna familiar. Así fue desde que empezaron debajo de un techo de cartón hasta llegar a la exportación y la gigantesca planta actual. Aprovechando las bondades del trabajo contratado se han caracterizado por tomar gente cuando hay mucha demanda y después echarlos como a perros cada vez que esta decae, utilizando a los trabajadores como variable de ajuste de sus propios negocios sin la más mínima contemplación. Han llegado al colmo de pretender que estos trabajen sin cobrar para conservar el empleo ‘hasta que las cosas mejoren’, tras lo cual, después de lograr que el obrero les financie sus propios curros y negociados, todo termina en el despido y después de meses de padecimientos y reclamos, reincorporar una parte, cuando les conviene, no sin antes haber parasitado los subsidios estatales para salir del pozo, perpetrando periódicos vaciamientos.
Esta vez, la situación parece más grave y no está muy claro cómo va a terminar la cosa y pese a existir una medida judicial cautelar sobre los bienes de la fábrica, la empresa está totalmente paralizada con 189 trabajadores y sus familias, sin cobrar. Trabajadores que ya sufrieron un desalojo violento y hoy subsisten a la vera de la ruta 200 en base a la solidaridad de automovilistas y transeúntes que aportan algún dinero para la olla de los compañeros.
Todo esto, mientras el SMATA, que debería defenderlos y tomar medidas contundentes para resolver la situación, no aparece y se limita a brindar asesoramiento legal como si no pudiera hacerse otra cosa.
Desde Batalla Marxista, como trabajadores que somos, queremos que esto se conozca y nos ponemos a disposición, en base a nuestras limitadas fuerzas y con los medios a nuestro alcance, para difundir la lucha en fábricas de la zona y a nivel de cada sector del movimiento obrero al que podamos llegar, especialmente aquellos que vienen luchando por su salario o enfrentan situaciones similares de vaciamiento y despidos a mansalva.
Batalla Marxista 16/6/15
Junio de 2015. Precio: 5 pesos
Sumario:
- Editorial
- Declaración Conjunta Estrella Roja-Batalla Marxista-CírculoSocialista-Socialismo Revolucionario.
- Táctica y economía: Programa de Transición vs desarrollo de las fuerzas productivas.
- La quita de subsidios a las escuelas privadas y la idealización burguesa de la educación pública
- PARA QUE NO HAYA NI UNA MENOS
- CONFLICTO DE PETINARI
- Volante sobre el conflicto de Petinari.
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¿Unidad en la lucha o Frente electoral?
La situación nacional se caracteriza por cuatro factores: Recesión económica sin crisis aguda a la vista. Unidad de la burguesía en torno al ajuste sobre el trabajo. Recambio ordenado de gobierno a través de las elecciones. Débil resistencia de los trabajadores frente al ataque al salario y los puestos de trabajo. De conjunto, configuran una típica situación no revolucionaria donde las pocas luchas de resistencia que se presentan son estranguladas por la burocracia sindical y el gobierno. Es el resultado de que, hasta ahora, las luchas surgen en los lugares donde el activismo de izquierda tiene algún trabajo militante, aunque insuficiente para garantizar la movilización de fracciones significativas de la clase obrera sobre bases clasistas. Lo que predomina en la mayoría de la clase es la apatía, el individualismo y el espíritu de conservación, especialmente ligado a preservar el empleo, por lo que, lejos de tomar en sus manos la defensa de sus intereses, sigue delegando en burocracia sindical y gobiernos capitalistas, el control de su propio destino. Mientras esta situación continúe, el ajuste se seguirá imponiendo sin prisa y sin pausa. No habrá ‘formidables paros generales’ que le paren la mano a las patronales o le tuerzan el brazo al gobierno que nos expropia con el impuesto al salario. Solo un agravamiento de la crisis, que transforme el ajuste en ataque feroz, mediante una gran devaluación que pulverice los salarios y se acompañe de despidos en masa, puede generar algún tipo de levantamiento obrero y popular. Pero no es el escenario que se avizora. Muy por el contrario, la tendencia a que la burocracia siga negociando paritarias a la baja, derrotadas por la inflación, continuará abaratando el salario y ni que hablar de la enorme masa de trabajo en negro que abarca a casi un 40% en total indefensión. Las elecciones reflejan en gran medida esta situación. El voto sigue acaparado por frentes patronales de ocasión que, cada vez más, dejan en claro que votes a quien votes, la agenda de gobierno la fija la clase capitalista. El tibio crecimiento electoral de las fuerzas de izquierda (FIT y otras) no cambia en absoluto esta realidad, con más razón cuando la izquierda se presenta con programas lavados y campañas cada vez más compatibles con el régimen, en las que el chichoneo mediático y las propuestas ‘de gobierno’ dominan la escena, substituyendo la explicación franca y directa de la necesidad de la revolución y el socialismo, por caritas sonrientes y fotoshopeadas. Como si esto no bastara, el principal acto de acusa que se puede dirigir contra esta izquierda electoralera es la ausencia de política que favorezca la unidad en la lucha mínima y cotidiana de la clase obrera. Esto no se ha logrado. Peor aún, conspiran conscientemente contra la unidad, fragmentando a los luchadores obreros según su subordinación a tal o cual partido, evidenciando que priorizan al aparato por sobre el interés de todos los trabajadores, como pudimos ver claramente en las recientes elecciones de subterráneos. Como siempre, la situación concreta marca las tareas: Organización en los lugares de trabajo para la defensa del salario, el empleo y contra la represión por parte de la burocracia, las patronales y el gobierno. Construcción de partidos revolucionarios que eduquen en las ideas marxistas a la clase trabajadora. Rechazo a cualquier tipo de voto a partidos o frentes patronales.
Batalla Marxista E. mail: Grupodeeestudiomarxista [email protected].
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Declaración conjunta: Estrella Roja – Batalla Marxista – Círculo Socialista – Socialismo Revolucionario
Argentina, diciembre de 2014
Las organizaciones y grupos abajo firmantes hemos decidido conformar un BLOQUE POLÍTICO basado en los siguientes acuerdos básicos:
1) Luchamos por la revolución socialista internacional, entendiendo que nuestro objetivo fundamental es suprimir la explotación del hombre por el hombre y toda forma de opresión ejercida por una minoría social dirigente sobre las masas trabajadoras. Lograr este objetivo requiere de la abolición de la propiedad privada capitalista por medio de la destrucción violenta del Estado que la guarda y defiende.
Estamos en el polo opuesto del idilio reformista sobre la atenuación de las contradicciones económicas y los antagonismos sociales, el desarrollo capitalista ha demostrado que solo la profundización de la lucha de clases, y la revolución socialista puede poner fin a la barbarie capitalista y abrir las puertas a un desarrollo auténticamente libre y humano de la sociedad.
2) Estos objetivos estratégicos implican, al mismo tiempo, la necesidad de luchar por las reivindicaciones inmediatas y elementales de los explotados, bajo la concepción general de la lucha de clases. Consideramos posible obtener victorias parciales en esa lucha, tanto para mejorar las condiciones de vida, como para mejorar la organización y fortalecer la confianza en las propias fuerzas de los trabajadores.
Esta necesidad de fortalecer posiciones de la clase obrera es fundamental hoy día, en que la izquierda y las ideas de la revolución atraviesan una grave crisis. Crisis que se expresa tanto en la marginalidad de esas ideas, como en la fragmentación extrema de las fuerzas de izquierda, pero también en las estrategias políticas de la mayoría de sus organizaciones.
Impulsamos la más amplia UNIDAD en los términos de la independencia de clase, dando prioridad al concepto de democracia obrera condición fundamental para potenciar las posibilidades de victoria, enfrentando a las diferentes variantes de la burocracia sindical.
3) Repudiamos los métodos de descalificación moral, difamación, tergiversación y/o falsificación de posiciones, que lamentablemente, han prevalecido en las luchas políticas al interior de la izquierda. Celebramos que en nuestro proceso de aproximación política hemos desarrollado un método polémico opuesto, fraternal, el que nos comprometemos a sostener como un principio.
4) Revisamos críticamente la concepción de “estancamiento de las fuerzas productivas” que sostienen las principales corrientes trotskistas y la concepción catastrofista, que comparte gran parte de la izquierda. Una suerte de estado de crisis permanente del capitalismo, que desconoce o pretende ignorar el real funcionamiento del sistema que combatimos. Estas concepciones equivocadas inducen a pensar en la existencia de una una situación pre revolucionaria permanente o crónica, que justifica una política de ofensiva asentada en la caricatura de que las masas siempre se movilizan espontáneamente hacia la revolución y son traicionadas por sus líderes.
Este esquema implícito, constantemente desmentido por la realidad e incluso por su propia política práctica, con frecuencia teñida de oportunismo y electoralismo, conlleva a un consignismo agitativo , a una política de constantes “llamamientos” a la acción revolucionaria, que, como no podría ser de otra manera, no suscitan la adhesión de la clase y solo pueden encarnarse, las pocas veces que esto ocurre, en sectores minúsculos influenciados por los partidos, eternamente condenados a despegarse de la clase obrera con nuevas propuestas radicales, lanzadas a partir de consignas , que los trabajadores “obstinadamente” rechazan.
5) También somos críticos de la izquierda nacionalista, que bajo el amparo de cierto “antimperialismo”, pretenden quitar a la clase obrera su rol de antagonista fundamental en la lucha de clases, para colocarlas bajo la conducción de fuerzas sociales que, en forma más o menos radical, no pretenden ir más allá de algunos cambios que “humanicen” el capitalismo
6) El desarrollo operado en las fuerzas productivas en las últimas décadas ha hecho crecer universalmente a la clase trabajadora, potenciándose la centralidad de la relación capital/trabajo asalariado y poniendo en primer plano, por encima de cualquier otro antagonismo, a la lucha obrera contra la burguesía como eje ordenador de nuestra política a nivel nacional y mundial.
7) Consideramos que atravesamos un período adverso (tanto a nivel nacional como mundial) para avanzar en las luchas que creemos necesarias. Esta adversidad es el resultado de un retroceso de la clase obrera en su conjunto, producto de derrotas previas, que la han marcado tanto en su conciencia así como en sus posibilidades organizativas de respuesta.
Esto determina el carácter general defensivo de las luchas en curso. Lejos de minimizar su importancia, de lo que se trata es de intervenir correctamente en ellas, a fin de minimizar los costos si hay derrota en las luchas reivindicativas, y de abrir posibilidades de un cambio en la correlación de fuerzas a partir de victorias parciales y el desarrollo de la conciencia y organización revolucionaria.
Estos acuerdos básicos que conforman el bloque son el basamento político con el que adoptamos las siguientes medidas organizativas
1) Conformar una Mesa de coordinación de un representante por grupo que funcione sobre la base del consenso.
2) Llamar a sumarse a este bloque a todos aquellos grupos y/o compañeros no organizados que acuerden con sus lineamientos generales.
3) Profundizar la información y el intercambio de opiniones que ya funciona, aspirando a la posibilidad de un órgano digital público, que contenga a todos los integrantes del bloque.
4) Reafirmar que cada grupo mantiene su autonomía no solo como entidad organizativa, sino de propaganda y posicionamiento frente a los acontecimientos de la lucha de clases, en tanto se enmarque en los lineamientos generales antes establecidos.
5) Contemplar la posibilidad de que algunos grupos y/o compañeros avancen más profundamente en sus acuerdos, planteándose tendencias y/o procesos de fusión, lo cual para nada se contradice con la pertenencia al bloque.
6) Estimular la elaboración conjunta de declaraciones públicas comunes, tal como lo hicimos ante el último paro nacional.
7) Impulsar el agrupamiento común en aquellos frentes específicos en los cuales los diferentes grupos tienen militantes insertos.
Estos acuerdos básicos que conforman el bloque se dan en el contexto de un debate muy rico e intenso, que abarca la profundización de los puntos antedichos, así como el desarrollo de las siguientes áreas de debate entre otros puntos.
1) Carácter del PROGRAMA (mínimo, máximo, transicional)
2) Concepción del partido revolucionario de la clase obrera.
3) Balance histórico de las diversas expresiones del marxismo revolucionario y de las revoluciones y luchas del proletariado mundial desde el Manifiesto Comunista hasta nuestros días.
4) Situación Política Argentina en general.
Estrella Roja – Batalla Marxista – Círculo Socialista – Socialismo Revolucionario
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La quita de subsidios a las escuelas privadas y la idealización burguesa de la educación pública
Lo primero que es necesario recordar es que el marxismo no defiende la “educación estatal pública” sobre la base de un principio ideológico abstracto y universal (tal vez otros tipos de socialismos utópicos y dogmáticos sí lo hagan). Desde un punto de vista marxista la "educación pública", en realidad no existe como tal, es un mito, una fábula. Es nuestra versión criolla del “sueño americano”, el mito burgués del ascenso social individual, del mérito y el esfuerzo, de la “igualdad de oportunidades”, de “un derecho” y no un negocio, de la defensa de “lo público” versus lo privado (oposición que no cabe en la mente de una persona que tenga presente la naturaleza del funcionamiento capitalista, donde lo público y lo privado son dos caras de la misma moneda burguesa, y se necesitan mutuamente).
El Estado burgués subsidia la educación de las próximas generaciones de obreros y al hacerlo permite que los patrones paguen sueldos más bajos (es una forma de subsidio indirecto al propio capital). ESO es la educación "publica" en un primer sentido económico, un subsidio al capital gestionado directamente por el estado burgués. Por otro lado, las privadas también reciben subsidios del estado, cosa que muchos neoliberales también desearían eliminar para hacerlas más "eficientes". El asunto es que la educación no es un proceso inocuo desde el punto de vista económico, y mucho menos político. La intervención estatal en la educación masiva y centralizada es una necesidad histórica del capital para mantener su hegemonía (hay que releer a Sarmiento para entender para qué la burguesía se preocupó desde los orígenes de tener un aparato educativo centralizado y eficiente). Para entender estas cosas hay que comprender cómo funciona el capitalismo, y no enseñar doctrina moral (como nos tiene acostumbrados cierta izquierda argentina). Quitar sin más los subsidios a las escuelas privadas porque "soy de izquierda" es generar un perjuicio a todos aquellos trabajadores que se ven obligados a enviar a sus hijos a dichos establecimientos (esto es objetivamente así, más allá de nuestros deseos).
La izquierda (en general) históricamente ha propuesto de todo respecto a la educación de las masas. El marxismo no encara los problemas sociales con "propuestas", sino que busca explicaciones materialistas, científicas, para atacar los males de raíz. El objetivo de la izquierda marxista no es "una educación, estatal, gratuita y laica", sino la toma del poder por la clase obrera y la construcción de un sistema educativo a su imagen y semejanza. Porque cada sistema educativo está anclado en relaciones sociales y DE CLASE. El sistema educativo actual "público, etc." es un sistema educativo BURGUÉS, que persigue objetivos burgueses (en sus contenidos pedagógicos, en su función social, en los negocios que se tejen a su alrededor, etc.). Eso es lo que muchas "izquierdas" se olvidan de señalar cuando pelan la guitarrita y se ponen a cantar himnos a la maravillosa educación pública. Por ejemplo: "La educación debe ser pública y abierta a toda la sociedad, para así garantizar la igualdad de oportunidades". Aquí se puede ver claramente la naturaleza burguesa-liberal de la noción de educación pública que maneja esta izquierda. NO HAY igualdad de oportunidades en una sociedad donde existe la explotación de una clase por otra. Es una izquierda que ha roto fundamentalmente con el marxismo y ha vuelto a las prácticas pre marxistas del socialismo utópico y su defensa de esquemas abstractos de "sociedades más justas".
La lucha por un sistema que permita la educación de nuestros hijos para que puedan funcionar en esta sociedad capitalista (eso es la educación) para la clase obrera es una lucha (como toda lucha bajo el capitalismo) por paliativos. Así como se lucha por salarios sin idealizar la relación laboral (no decimos que nos paguen "lo que merecemos", porque en realidad el trabajador produce toda la riqueza y el salario es un robo llamado plusvalía) podemos luchar por el derecho a que nuestros hijos se eduquen sin idealizar el sistema educativo. La lucha por una educación burguesa eficaz es la lucha por un paliativo necesario para nuestra subsistencia como clase. Luchamos para mejorar nuestras condiciones de explotación en las fábricas, en la calle, en las escuelas. Puede darse el caso en que la gestión estatal de algún sector resulte más ventajosa para que los trabajadores desarrollen su lucha por mejorar su situación BAJO el capitalismo (no se puede descartar en principio). Pero hay que desarrollar ese análisis y fundamentar esa posición sin caer en idealizaciones del estado burgués. Pensar OTRA educación, sin hablar de revolución y transformación social, y poder obrero, es mentirle a las masas y fomentar falsas ilusiones de reformas irrealizables y utópicas.
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Táctica y economía: Programa de Transición vs desarrollo de las fuerzas productivas.
El rasgo más conspicuo de la táctica contenida en el Programa de Transición trotskista es el uso de consignas transicionales: ante cualquier conflicto, el partido debe agitar la lucha por conseguir una reivindicación mínima (si está presente ese tipo de disputa) conectada con una demanda de carácter transicional. Por ejemplo, ante el problema del transporte, el trotskismo siempre va a proponer una “estatización bajo control obrero”.
De acuerdo a la definición clásica (ver Manifiesto Comunista y crítica de Engels a Heinzen) las consignas transicionales son aquellas que sólo pueden conseguirse en plena lucha revolucionaria, justamente en un momento de transición violenta del capitalismo al socialismo. Según esa definición, no tendría sentido agitar ese tipo de consignas en tiempos de dominio normal de la burguesía, por eso para entender su habitual utilización actual, es necesario conocer cuál es la explicación del mayor responsable de este tipo de táctica: Trotsky.
En los tiempos de la Gran Depresión y de los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, Trotsky lo explicaba más o menos así: al momento de una lucha reivindicativa, la clase obrera va a encontrarse con la disyuntiva de conseguir esa reivindicación a costa de la burguesía, o de hundirse en la miseria. En este punto, Trotsky calcula que esas reivindicaciones no podrán ser conseguidas, debido al supuesto agotamiento del capitalismo que, ahogado como está, no puede otorgar ninguna concesión, ninguna reforma, no produce más riqueza para repartir las migajas, entra en su etapa de descomposición. Entonces, el capitalismo no puede sobornar a los obreros con reformas, y por lo tanto, tiene que recurrir a la represión de toda lucha. Ante esto, los trabajadores que no se conformen con empobrecerse cada vez más, tendrán que llevar adelante una lucha que cambia de carácter. La lucha por reformas queda clausurada, se tiene que transformar obligatoriamente en la lucha contra las fuerzas de represión y contra el mismo sistema, como única posibilidad de conseguir aquellas reivindicaciones mínimas. La situación económica determina la radicalización de las luchas.
Escalera transicional: en este escenario, Trotsky evalúa que hace falta un puente que conecte esa lucha reivindicativa, con una consigna presentada como condición necesaria para conseguir la primera, pero que en realidad sea de carácter transicional, o sea imposible de conseguir antes de una revolución, y por lo tanto incompatible con el sistema. Así se supone que la lucha va a evolucionar, orientándose a atacar al corazón del sistema, en una lucha a muerte por todo o nada. La continuada reacción y represión del estado capitalista, no hará más que radicalizar la lucha, encaminándola a la victoria final, o en caso contrario, a un aplastamiento brutal de manos de las fuerzas de un estado capitalista de tipo fascista: la disyuntiva sería “socialismo o barbarie”.
La situación, el diagnóstico de coyuntura e incluso de “etapa” de largo plazo, está planteada en términos de urgencia, de un sistema que se descompone y que arrastra en su caída a los ingresos de los trabajadores, quienes, obligados a resistir contra el deterioro absoluto de sus condiciones de vida, inician una lucha que no podrá ser desviada mediante la concesión de reformas parciales, ya que un sistema moribundo está incapacitado para otorgarlas. Esta imposibilidad de encauzar la lucha por vías reformistas, es la que lleva de hecho a la conclusión de que sólo se puede desembocar en la revolución a corto plazo, o sino, en su represión brutal. Por esto se caracteriza a la etapa como “objetivamente” pre-revolucionaria, aún si el estado subjetivo de la conciencia no está maduro para la revolución. Las mismas contradicciones del sistema bastarán para lograr el resultado, apenas ayudadas por una cosa: la agitación de consignas transicionales que ayuden a disparar la lucha, primero, y a llevarla luego en ascenso por una “escalera transicional” de demandas incompatibles con el capitalismo. La resistencia absoluta del sistema a otorgar cualquiera de estas medidas transicionales, hará cobrar conciencia de lo necesario que es destruir el sistema, y la lucha se convertirá en revolucionaria.
Diagnóstico económico y táctica: Como se ve, ésta es una táctica determinada eminentemente por un diagnóstico económico. Un capitalismo que ha agotado todas sus potencialidades, determina la revolución y el reemplazo por un sistema económico superior. Ante la urgencia de las tareas, el énfasis crucial que le era asignado por Marx, Lenin y otros, a la paciente labor de concientización de la clase, queda relegada a un segundo lugar, e incluso olvidada del todo, a favor de la agitación de consignas. Un caso reciente y paradigmático es el de la respuesta de la izquierda trotskista ante la muerte del fiscal Nisman. En vez de explicar con todo detalle qué son los aparatos represivos del estado, y de denunciar el carácter de clase del mismo, y el hecho de que sólo la revolución puede destruir esos aparatos represivos, se agitan consignas como “disolución de los servicios de inteligencia”, que, amputadas de las aclaraciones y explicaciones antedichas, no generan conciencia de clase, sino todo lo contrario.
La utilidad y pertinencia de esta agitación de consignas depende enteramente, sin embargo, de la premisa inicial de que el capitalismo está estancado y no puede conceder reformas parciales. Si el capitalismo no está estancado y sí puede conceder reformas parciales, entonces la utilización de esta táctica no está justificada, y al contrario, su aplicación en condiciones fácticas diferentes a aquellas para las cuales fue concebida, puede tener efectos desastrosos, como de hecho ha ocurrido.
Si el capitalismo pudo y ha seguido desarrollando las fuerzas productivas, entonces la táctica transicional no puede tener vigencia.
Si a nuestro alrededor vemos que nuestro mundo material es en todo aspecto superior a aquel en que vivieron nuestros padres y abuelos, si las mercancías actuales no son las mismas que hace un siglo, en pocas palabras, si no manejamos un Ford T ni estamos limitados al telégrafo para comunicarnos, esto implica un progresivo y subterráneo progreso en la capacidad productiva del trabajo humano: un desarrollo innegable de las fuerzas productivas, que se verifica en cada estadística.
Pero ésta no es una mala noticia. Puede serlo para una determinada táctica, que hay que abandonar. Pero no lo es para la clase obrera, que gracias a eso ha crecido en número e incluso en el rango de las necesidades que demanda, y de hecho puede construir el socialismo sobre una base material mucho más desarrollada que a principios del siglo XX.
No es una mala noticia, porque sólo se trata de abandonar una táctica para retomar otra, la de Marx, Engels, Lenin y tantos otros, la de la organización lenta de la clase en la lucha reivindicativa y la propaganda revolucionaria, para crecer en número y capacidad de maniobra, y acumular las fuerzas necesarias para actuar cuando el sistema recaiga en una de sus crisis cíclicas.
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PARA QUE NO HAYA NI UNA MENOS
Los integrantes del grupo Batalla Marxista entendemos que los constantes femicidios derivan del marco social capitalista. La cultura de la sociedad es el reflejo de los intereses de la clase dominante, desde arriba, por el estado capitalista y sus instituciones incluida la familia que reproduce la ideología social impuesta.
La cosificación de la mujer es milenaria y existe desde que se inició la explotación del hombre por el hombre. Bajo el orden burgués, la mujer es tomada como una máquina de procrear fuerza de trabajo o herederos para la propiedad capitalista, es decir, sus fábricas, tierras, bancos y posesiones suntuarias. Además cumple la función de objeto sexual, por eso la prostitución es tolerada y permitida, esté o no legalizada. Lo contrario ocurre con el aborto, restándole a la mujer el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Bajo este sistema, casi nadie se escandaliza por qué un varón concurra a un prostíbulo, o utilice la prostitución callejera para relacionarse sexualmente, siendo esto un claro acto abusivo. No hay prostitución sin abuso sexual. A esto se suma la violencia doméstica u el caso, así como la desigualdad salarial respecto del varón.
Cada 30 horas muere una mujer por golpes, degollamiento, prendida fuego, como en un antiguo rito ancestral.
La mujer no podrá liberarse bajo el sistema capitalista. Solo el derrumbamiento del mismo por la clase obrera revolucionaria y la ulterior toma del poder por esta, podrá ser el comienzo de esa liberación. No será el oportunismo de un Tinelli u otros ricachones y explotadores levantando el cartelito de ‘Ni una menos’ el que pare el femicidio. Solo la unidad de clase de hombres y mujeres proletarias luchando por terminar con la explotación, podrá hacerlo. Es el único camino para acabar definitivamente con el femicidio.
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CONFLICTO DE PETINARI
El viernes 5 de junio se cumplen cuatro meses de conflicto de los trabajadores con la empresa Petinari (fábrica de acoplados para camiones de transporte) ubicado en Merlo, Oeste del conurbano bonaerense.
Desde el 5 de febrero empezó con sueldos adeudados (del mes de enero) y pago deficiente de las vacaciones. Los trabajadores decidieron democráticamente en asamblea, el paro y el corte de la entrada y salida de vehículos de la fábrica. Ante esto, la empresa respondió con el despido masivo de 100 compañeros sin sus respectivas liquidaciones. De ahí en más los reclamos son por el pago de sueldos adeudados más vacaciones, aguinaldo, y por la fuente de trabajo de los compañeros despedidos. Nos comentaba un compañero que tras estos 120 días sin poder llevar un sueldo a su casa, hoy están a expensas de la generosidad de los vecinos y automovilistas que son muy solidarios.
El 26 de marzo, la patronal con una excusa burda y con complicidad del ministerio de trabajo, la justicia por intermedio de la fiscalía de Morón, la policía, tropas de asalto y la venia del intendente Raúl Otacehé, logró un desalojo de la puerta del establecimiento.
A principios de abril la empresa intentó dividir a los trabajadores mandando carta documento a los que no habían sido despedidos, tratando de obligarlos a que se presenten a trabajar para quebrar la huelga. La reacción fue seguir unidos (los echados y no despedidos) pidiendo lo adeudado. Ante esto el sindicato de SMATA sólo apoyó en lo legal, negándose a cualquier tipo de medida de fuerza en solidaridad, ni siquiera presta colaboración para juntar dinero para 200 familias que en estos cuatro meses tienen un futuro incierto y un presente caótico.
Los compañeros hicieron y hacen todos los esfuerzos para que el conflicto se conozca llamando a todos los medios de difusión, tanto oficialistas como opositores, hasta el propio TN, y ninguno se acercó para informar al público. También a las madres de plaza de mayo (Hebe de Bonafini), y dirigiendo una carta a Raúl Otacehé en la intendencia de Merlo, de donde fueron echados.
Así y todo, los trabajadores siguen firmes y van por más, queriendo instalar una cooperativa, con la intención de salvaguardar la fuente de trabajo y garantizar un sueldo.
Desde el primero de junio la empresa se encuentra bajo una MEDIDA CAUTELAR (con el objetivo de impedir la disposición de los bienes o inhibición general de los bienes). Los trabajadores tienen gran expectativa en esta medida, con la que se le prohíbe a la empresa que eche mano a la fábrica hasta que se resuelva el conflicto y el juez dictamine sentencia, especialmente con miras a una eventual expropiación que posibilite la puesta en pie de una cooperativa.
Esta es una ley burguesa con una justicia patronal y será muy duro poder conseguir beneficios para los empleados hoy en la calle. Ya recibieron varios reveses de parte del gobierno nacional, provincial y municipal. Así y todo tenemos que seguir la lucha por conseguir cobrar todo lo adeudado e instalar la cooperativa, y que luego si es posible, conseguir ayuda económica para hacer funcionar la fábrica.
Todo lo que podamos conseguir sólo será paliativo si este conflicto no sirve para elevar la conciencia de clase, y que los trabajadores vean y reconozcan quiénes son sus enemigos de clase: el gobierno nacional, provincial, municipal, la burocracia, llámese SMATA, CGT, CTA, la “oposición” los medios de desinformación y todas las instituciones de este estado patronal.
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Reproducimos a continuación el volante entregado en puerta de fábrica:
Conflicto de Petinari
Primero te explotan y te pagan. Después te explotan sin pagarte. Al final te echan a la calle.
La situación que hoy enfrentan los despedidos de Petinari no es nueva. Esta patronal negrera viene sacándole el jugo a los trabajadores desde hace varias generaciones, sometiéndolos a bajos salarios en infames condiciones de trabajo. A costa de ello pudo edificar una importante fortuna familiar. Así fue desde que empezaron debajo de un techo de cartón hasta llegar a la exportación y la gigantesca planta actual. Aprovechando las bondades del trabajo contratado se han caracterizado por tomar gente cuando hay mucha demanda y después echarlos como a perros cada vez que esta decae, utilizando a los trabajadores como variable de ajuste de sus propios negocios sin la más mínima contemplación. Han llegado al colmo de pretender que estos trabajen sin cobrar para conservar el empleo ‘hasta que las cosas mejoren’, tras lo cual, después de lograr que el obrero les financie sus propios curros y negociados, todo termina en el despido y después de meses de padecimientos y reclamos, reincorporar una parte, cuando les conviene, no sin antes haber parasitado los subsidios estatales para salir del pozo, perpetrando periódicos vaciamientos.
Esta vez, la situación parece más grave y no está muy claro cómo va a terminar la cosa y pese a existir una medida judicial cautelar sobre los bienes de la fábrica, la empresa está totalmente paralizada con 189 trabajadores y sus familias, sin cobrar. Trabajadores que ya sufrieron un desalojo violento y hoy subsisten a la vera de la ruta 200 en base a la solidaridad de automovilistas y transeúntes que aportan algún dinero para la olla de los compañeros.
Todo esto, mientras el SMATA, que debería defenderlos y tomar medidas contundentes para resolver la situación, no aparece y se limita a brindar asesoramiento legal como si no pudiera hacerse otra cosa.
Desde Batalla Marxista, como trabajadores que somos, queremos que esto se conozca y nos ponemos a disposición, en base a nuestras limitadas fuerzas y con los medios a nuestro alcance, para difundir la lucha en fábricas de la zona y a nivel de cada sector del movimiento obrero al que podamos llegar, especialmente aquellos que vienen luchando por su salario o enfrentan situaciones similares de vaciamiento y despidos a mansalva.
Batalla Marxista 16/6/15